20 noviembre 2013

Último .

Último

Es... Sí, lo es.
Doloroso y miserable,
el que todo se acabó.
¿Lo ves?
Lo notarás, tal vez.
Que mis manos
permanecen muy quietas.
No escriben, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi boca
está callada.
No habla, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi cuerpo
yace muerto.
No reacciona, no más.
Último será esto.
Último...
Que mi corazón
está roto.
No palpita, no más.
Último será esto.
Último...

¿Quién te escribirá
poesía cada noche
de luna llena?
¿Quién osará
interrumpir tus
sueños...?
¿Quién te amará
como yo lo hice?
Hice...
Hice pues.
No arrepentimientos.
No amarguras.
No lágrimas.
No para ti.
No esta vez.
Aunque ahora llore,
último será esto.
Último...
¿Qué me queda?
El silencio,
cristales rotos
y ver mi triste
corazón ardiendo.
Pudiste...
Claro que pudiste.
Pero en estos
precisos momentos,
ya no más.
Último será esto.
Último...

¿Qué será lo que
mañana te susurrará
el melancólico viento?
¿Te perderás?
¿Me añorarás?
¿Quién sabe?
Ya no te arroparán
mis cálidas letras.
No susurrarás más
mis versos;
están muertos.
Ya no late.
Ya no arde.
Es tarde...
Demasiado,
un quizá...

Y por último,
te he amado.
Y te quiero...
Pero tú no
lo has querido.
Y eso será
lo último.
Sí...
Último...




13 noviembre 2013

Para ti, mi amor .

Para ti, mi amor

Sea la noche oscura y dolorosa,
sea la luz tenue y temblorosa,
sea la razón dura o mentirosa.
Sea el corazón frágil y suplicante,
sea la mente ágil y perspicaz,
sea el amanecer fuerte y despampanante,
te amaré siempre, no preguntes por qué.
No preguntes algo digno de saber,
algo digno de ver, de tener.
Si toda la perfección está en tu perfecto cuerpo,
es una respuesta suficiente que debes conocer.
Y te amo, con ojos cerrados, ojos abiertos.
Te adoro, con labios besados, labios en silencio.
Te quiero con todo mi corazón y alma.
¡Ah, no! Porque mi corazón es tuyo.
Todo lo mío reposa en tus manos.
Glorioso seas, bendecido por Dios y sus seres.
Tú, mi ángel, luz divina que atraviesa los cielos.
Tú, mi gloria, que abrasas el frío invierno.
Tú, mi esperanza, que me abrazas cuando lo necesito.
Tú, mi estrella, la que más brilla en todos los universos.
Tú, mi todo, tú mi perfección.
¿De dónde vienes? ¿Cuándo naciste?
Me entrego a ti totalmente, cuerpo y alma solo para ti.
Y tus labios... ¡No hablemos!
Suaves manantiales de agua tibia, dulces y puros.
Tus ojos... ¡No digamos!
Profundas medianoches donde mi ser se esconde,
donde la luna se refleja y luego nos perdemos.
Tu cara... ¡Quien pudiera verla!
No querría, no, porque eres mío, porque soy tuya.
Y si te ven, ¡no! ¡Te perdería!
Eres tan bello, tan perfecto, que todos caerían.
¡Todos de ti se enamorarían!
Y yo sólo te quiero para mí, mi amor.
Porque siento que estamos destinados,
que juntos iremos más allá de la eternidad.
Te invito a que vengas conmigo,
que tu presencia me acompañe siempre,
que vayamos lejos, muy lejos,
donde ni el dolor pueda alcanzarnos.
Porque tú y yo somos uno.
Y tu cuerpo... ¡Dios mío!
¿Quién te creo?
Es que no pienso que alguien pudiera
haberte hecho, tan perfecto.
Has nacido de una aleación de cosas preciosas,
y brillas, mi amor, destellas.
Y nada puede compararse contigo,
porque tú lo eres todo, eres magnífico.
Ni unos versos, ni unos párrafos.
Nada... Ni siquiera mi amor.
Te amo, sí... Cuánto te amo.
Si pudieras saberlo, te asombrarías.
Soy para ti, y eso me enorgullece.
Es que estoy aquí, he nacido,
y aunque la vida querido sea todo una mentira,
aunque todo sea falso y duela,
me hace feliz, -muy feliz- la idea de que
seamos uno, de que sea tuya.
Al menos, ese es mi objetivo.
Sanarte, llenarte, entregarme a ti.
Si Dios pudiera verte con sus propios ojos,
él se arrodillaría ante ti,
te cedería su corona de oro y gemas,
su espada de plata y rubíes,
su trono de metales y diamantes
y te concedería su puesto, ¡seguro!
Eres eterno, completo, perfecto...
Que nadie lo vea, no amor...
Porque te perdería,
y no hay nada que más tema.
Nada que más me estremezca.
Juntos para siempre...
Y moriré por ti mi amor,
una y millones de veces.
Y cantaré porque te tengo,
lucharé por tus besos.
Naceré infinitas de veces
para que infinitas de veces
pueda conocerte de nuevo.
¡Te amo!
Quiero que lo sepan los ángeles,
todo el mundo, porque te amo.
Y ahora bésame... Cierra los ojos.
Me maravilla saber, corazón,
que tengo para siempre.
Me agrada comprender, querido,
que me amas con toda tu vida.
Me gusta oír, mi amor,
tus labios pronunciar tu dulce voz.
Me encanta ver, mi amado,
tu silueta perfecta ante mí.
Me duele no poder ser como tú,
no poder llegar a tu altura
y ofrecerte lo que realmente mereces.
¿Pero sabes qué?
Te amo, y nada importa.
Porque el amor lo puede todo.
Porque tú, lo eres todo.

Te amo.

Soneto para Noé .

Soneto para Noé

El silencio nos ha callado esta noche.
Tus ojos me miran,
y yo deseo tenerte.
En tus labios leo la palabra vida,
y créeme,
es lo que pretendo darte.
Me derrumbo enfrente de ti,
espero a que vengas a salvarme.
Me llevas muy lejos,
viviendo a tu lado en sueños,
el único lugar donde puedo amarte
ficticio es para siempre.
Para siempre adorarte...

Aunque duela el corazón triste.

Soneto para Annet Marie .

Soneto para Annet Marie

Una princesa sentada
en lo alto de una torre,
llora muy triste
en su aposento, sola.
Sus labios rosados,
su sonrisa rota,
su canción en silencio,
su cara preciosa.
Sus ojos vivos pero apagados,
su corazón ama desolado,
a un fantasma; a un joven sin vida.
No llores más, princesa,
este pobre fantasma borrará tu tristeza.

Ahora ámame, porque yo te amo.

El soneto del Fuego .

Soneto del fuego

El fuego nace en tus labios,
las llamas no serán extinguidas...
Viene el marchito lirio,
se va triste la rosa lánguida.
El deseo de la noche, perdido,
la mañana sola, amanecida.
El secreto de tus ojos prohibidos,
me llevan hacia a ti, seducida.
El misterio aleado con el secreto, fundidos,
hacen mi batalla perdida.
El silencio me lleva a tu olvido,
mi sonrisa rota sonríe, entristecida.
Me quemas con tu fuego...

Caigo en tus brazos rendida.


El soneto del Dolor .

Dolor

Hoy el azul se me apaga.
El sol abrasador quema,
pero para mí no más brilla.
La Muerte se pasea alegre,
sedienta de las almas, triunfante.
Y aún los ángeles me sostienen,
ponen su confianza en mi cuerpo;
aunque pocos hilos me aguantan ya.
El miedo se abraza a mí,
y yo, tan penosamente,
me aferro con fuerzas a una salvación suicida.
Hoy, por muy exhausta que esté,
le pido a Dios que toque mi cabeza,

y que sus manos, la llenen de sabiduría.


Soneto del Ángel caído .

Soneto del Ángel Caído

De la canción de tus labios
que te hace susurrar el viento,
mi corazón en tus manos
regalado. Sacado de mi pecho.

Ángel caído de los cielos,
¡cuán grande tu despojo ha sido!
En silencio te miro,
bello forastero desconocido.

Aterrizaste en mi mundo de fuego.
El sueño quema. El dolor no siento.
Recorren los hilos de sangre lentos.

Digamos que por mí has venido,
que tus pecados perdonados fueron,

que por mi vida unida a la tuya, has caído.


Soneto de la Velada triste .

Soneto de la velada triste

¿Por qué sigues en mi mente?
Persiguiéndome, mirándome...
¿Por qué no haces del dolor,
una triste melodía,
para que me acompañe
noche y día?
Camino contra el viento,
en las carreteras rociadas,
arrastrando mi pena
por cada madrugada,
cerrando mis ojos por un momento.
Me acuerdo de ti,
caigo,

y me quedo helada.


El soneto de la Noche .

Soneto de la noche


Cuando duermas, mi querido ángel,
Yo estaré para aguardarte
De temores, de la muerte,
Suspiro al verte...

Cierras los ojos, mi corazón vive.
Cada latido tuyo es más fuerte,
Y mi vida pasa deprisa.
Y tú, eres mi suerte.

Esta noche la luna me dirá,
Dónde estás exactamente.
Las estrellas me oyen buscar
En el cielo, a mi querido ángel.


Soneto de la Noche sin Luna .

Soneto de la noche sin luna

Hoy la luna no me duerme,
los ángeles ya no cantan,
el sol no brilla en tus ojos,
el corazón para siempre se para.
La vida no es lo que fue,
las heridas han tocado lo profundo,
las cicatrices marcadas del ayer,
recordarán el suspiro
de un espíritu inmundo.
Y las alas de ángel que me cubren,
me impiden ver estrellas de cristal,
y una dulce luna de diamante y perlas
brilla a lo lejos,

y se esconde tras la estela angelical.


Oh, amor...

Oh, amor...

¡Lo odio!
¡Cuánto odio al amor!
Pero, ¡ay, Dios mío!
¡cuánto te amo!
Amor...
Sentimiento lleno de repugnancia,
¿cómo osa adueñarse de mi cuerpo,
de mi cabeza, de mi corazón?
Si sabe lo que me duele,
cómo me destroza,
¿para qué viene? Y lo peor
es que nunca se equivoca.
Y ya no doy para más,
el amor conlleva a la muerte.
Este pequeño corazón está muy roto
para que vuelva a arreglarse.
¡Es que no me cabe!
¡Es tanto sufrimiento!
¿Cómo un ser humano
puede llevar tanto adentro?
Es una batalla
donde todos van de la mano:
el olvido y la distancia;
la vida y la muerte;
el vacío y el dolor.
Y no.
No puedo soportarlo más.
A ciegas entrego todo,
ordenadamente y con pasión.
¿Y qué recibo a cambio?
Nada, sin compasión.
Pero tú, mi ángel...
¡Tú lo eres todo!
No puedo cerrarte las puertas;
no puedo dejar de verte;
no puedo negar tus besos;
no puedo evitar que tu amor
me inunde millones de veces.
Oh, amor...
¿Qué le hago? ¡Suspiro!
Y cuánto me queda, Señor.
No quiero ni imaginarlo.
Sólo pensar, me cierro
¡y no salgo!
Pero tú...
¡Oh, tú, bendito seas!
Da igual lo que me depares,
te amo, y ya está.
¿Qué importa lo que la gente piense?
Yo sólo te observo, te deseo.
Pero, ¡oh, el amor!
Cuánto lo odio...
Es el mayor veneno
que jamás ha visto mi corazón.

Y aún así, te amo...

Sí, te amo...


Cómo duele .

Cómo duele

El viento congela mis huesos.
Esta noche camino sola.
Aún no pude librarme de las cadenas;
pero voy en tu busca, sola.
Y sólo pienso, y el deseo sube,
aumenta y llega a mí mente...
Duele mucho tener ya a alguien;
duele mucho no ser tuya.
Duele mucho cuando las lágrimas caen,
cuando el tiempo se para,
y mis pies no pueden seguirte.
Cuando mis suspiros te rodean al dormirte.
Cómo duele respirar cuando no estás,
porque entonces no comprendo por qué respiro.
¡Cómo duele el amargo silencio!
Cuando estamos cara a cara,
y los labios sellados para siempre quedan.
Tantas veces me cuestiono lo mismo...
“¿Qué no hago yo contigo?”
Pero la vida es cruel.
Y el amor, querido, sobre todo el amor...
Si el destino no quiere que juntos estemos,
entonces aguardaré con pasión.
Aguardaré a que la lluvia pare;
a que el sol venga;
a que el viento calle y nos susurre:
“¿a qué esperáis para amaros?”
Entonces, yo querido, te daría todo.
Mi amor y mi deseo...
Pero despierto. ¡Sí, despierto!
Y entonces no es nada igual.
Me hiere tanto no poder quererte,
sólo poder amarte en silencio...
Me mata el saber que tus labios
jamás serán probados por mí.
Y el dolor permanecerá justo a mi lado,
no me abandonará jamás,
como yo no dejaré de amarte.
Pero cómo duele... Sí, qué mal se siente
el no ser para ti, el no poder abrazarte.
El no poder regalarte las estrellas
y no amarnos mirando el oscuro cielo.
Me desgarra por dentro,
y sólo tu mirada esto cura.
Pero por ahora duerme.
Yo lucharé por ti en cada instante.
Sé que no es un cuento de hadas;
pero sí una cárcel.
Entonces yo pediré nuestro amor eterno.
Y lo conseguiré porque te quiero.
Y no habrá cosa alguna existente
que nos separe y nos quite el amor.
Yo venderé mi lugar en el cielo,
y te esperaré hasta el fin de mis tiempos.
Mientras tanto te amaré...
Oh, sí, ¡cuánto te amaré!

Cuánto duele verte cada día, querido,

y no tener valor para decirte que soy tuya.


Flor .

Flor

Preciosa y delicada flor,
los ángeles cantan por tu brote.
Inesperado y a la vez amado,
siempre por mi corazón.
Tus pétalos perfumados
acarician mi cielo plata.
Tu dulzura desemboca
en mis sentidos.
Me detengo y medito...
¿Qué es lo que Dios
me ha traído?
¡Ah! ¡Esa hermosa flor!
¡El regalo más preciado!
Que no llore en mi presencia,
¡bien sabe que la conservo yo!
Y tanto que la protejo...
Que no se marchitará.
Ni la flor, ni mi amor.
Y la miro... La miro...

Y nunca la dejaré de observar.


Amargura .

Amargura

Hoy tus ojos atraviesan fieros mi corazón,
desafiantes. Y lo sé todo de ti. Todo.
Y tú de mí, no sabes nada. Nada...
O eso pretendes: no saber nada de mí,
y todo de mí sabes, con tu dulce mirada.
¿Cómo debo sentirme? ¿Cómo, dices?
Seducida por tus labios, torturada por esos
crueles ojos almendrados que me hacen caer a tus pies.
No sé si es amor... No creo si es amistad.
Sé que es un profundo dolor, imposible de remediar.
Me alegro cuando te veo, pero también me duele.
¡Oh, amado mío -si es que eres mi amado;
si es que eres mío- dime tú, ángel de
mis cielos! ¿Qué es esto que por ti yo
estoy sufriendo? ¡Daría mi vida por rozar
tus deleitosos labios! ¡Por acercarme a ti y
oler el aroma de tu suave piel! Y ahora...
Dime, querido mío -por mí eres más que
querido, ¿pero eres mío?-... Dime, corazón,
dime, mi cielo, ¿qué es lo que estoy
sintiendo? ¿Qué es lo que me está pasando?
El tiempo vuela, la vida corre. Mi corazón
tiembla, y ésto me duele. Así que, por
favor, lucero de mi alma... Respóndeme con
tu suma ternura... Y si tú no ves, si tú no
sientes lo que yo.... Sácame de esta dulce,

triste y loca amargura.



A ti .

A ti

Hoy ya no sé dónde despierto.
Vivo cuando te veo,
y si no te veo,
me pierdo.

No hay soledad para tus besos.
No hay oscuridad en tu cielo.
Tú, que el dolor calmas.
Tú, que por ti muero...

Tú... Que el tiempo haces corto,
aunque cuando me hablas,
se me hace gloriosamente eterno.

Tu voz que me envuelve,
y cada palabra acariciada por tus labios,
llegan dulces a mis oídos.

Tu voz que toca fuerte mi interior.
¡Ojalá nunca callaras!
Escucharte para siempre...
Para oír susurradas tus dulces melodías.

Y navegar en tus ojos de miel,
ésos dos luceros de almendra
donde me perdí más de una vez.

Acariciar tu corazón,
besar tus suaves mejillas.
Aspirar tu aroma, abrazarte,
y sentir tus alas al rodearte.

Dibujar sonrisas en tu rostro.
Llevarte cerca mía,
como si estuvieras bajo mi piel,
¿adónde mejor estarías?

El viento susurra a lo lejos,
y me lleva a tus brazos.
Respiro tu armonía...
¿Adónde mejor estaría acaso?

Mi vida está sobre tus manos,
permanezco en tu dulzura.
Y ojalá ésto sea eterno...

Al igual que eterna será tu hermosura.


Melancolía .

Melancolía

Como el hielo, el corazón se quiebra.
Como los filos de cristal que cortan.
Mi vida quemándose en piezas...
Pero una de ellas, tú la conservas.

Conservas lo más valioso de mi vida.
Bien guardado en un paño
bordado con hilos de oro.

Me duele no poder con nada.
Me hiere que no amanezca,
que el pasado haya volado lejos.
Que tu sonrisa guarde desolada melancolía...

Las ganas de llorar nunca se pierden.
La soledad y ansias de mi ser no se calman.
El dolor y la amargura en silencio,
se sufren al unísono en este mundo incierto.

Te observo. Te contemplo. Mantengo sostenida,
mi mirada hacia ti. Porque cada minuto
-no lo dudes-, todo de mi vida, va hacia ti.

Lloraría eternamente en tus brazos,
en tu pecho, contándote al oído,
todo lo que de ti necesito...

¿Me miras? ¿Me hablas? ¿Me oyes?
Dime si en las frías y dolorosas noches
en mí has pensado.

¿Me has necesitado?
¿Has sentido el vacío en tu pecho
de mi amor ausentado?

Y sólo hago lo que mejor sé hacer:
llorar para siempre...

Y para siempre lloraré.


El Amor .

El amor

Con ojos cerrados,
y mente abierta,
esperando preparada,
a lo que viniera.

Ni los ígneos vientos,
ni la flamígera primavera...
Ni tus dulces pecados,
ni las trémulas llamas de las velas.

Tan solo te pido,
amablemente,
claro que sin prejuicios,
sin ser arrogante:
que no me quieras;
que dejes de amarme.

Ya que por mi culpa sufres,
y el amor te ciega.
La locura te enloquece,
y me da miedo, amado mío,
a que no seas,
lo que eras.

Y los llantos...
¡Se vuelven más fuertes!
¡Desconsolado el corazón,
hasta el día de mi muerte!

Y suspiras...
Ay, suspira el enamorado,
en silencio, intranquilo,
con aire apasionado.
Siendo del dolor
total víctima; total testigo.

Porque el amor,
no es otra cosa.
Para el amor,
hay que estar preparado.

Con armadura de acero,
que de las flechas protege;
con un buen caballo,
para huir de lo que no guste;
y con escudo fornido,
para evitar ataques inesperados.

Pero digo yo, amado mío,
ámame si quieres.
Vela por mí cada noche,
si tal es lo que deseas.
Preocúpate por mí,
si eso es lo que necesitas.

Pero repito, querido mío,
que el amor es como el veneno:
quien lo toma se envenena,
quien lo deja, no se muere.

Aunque si tu sueño es,
y sin mí, no puedes vivir,
ámame, mi amor.
Quiéreme como nunca antes.
Ámame, si tal es lo que prefieres.





Annet Marie, 3/03/2013

21 febrero 2013

Nostalgia .

No poder,
y soñar.
¿Olvidar?
Jamás.

Me persigue,
y me esquiva.
Me hiere,
y me evita.

¿Dónde están
los recuerdos?
¿Acaso enterrados
en mi desconcierto?

No los borres.
No huyas.
Tan sólo recuerda,
algo de mi vida.

Y mientras respiras,
yo lloro.
Mientras suspiras,
yo pienso.

Mi corazón se para,
¡vivo en un profundo lamento!
Ni siquiera miras atrás,
y yo a ti te miro esperando.

No sufro.
Agonizo.
No temo.
Sólo tiemblo.

Ahora dime:
¿qué va a quedar?
Pero cuéntame,
¿qué va a pasar?

Todo lo desperdiciado,
¿será alguna vez añorado?
Como si nada hubiera pasado,
te evaporas de mi lado.

Vivir pretendiendo,
ocultando un tesoro
que ahora yace
en un pasado.

Pero dime,
¿qué sientes?
¿Has mi dolor notado?
Sólo te escondes.

Por muy cerca
que te tenga,
vas a estar
igual de lejos.

No me oyes.
No me miras.
Nada objetas.
No parece
lo que vivía.

Te veo.
Quizá una rápida
mirada que choca.
Pero se desvía.

Y te echo de menos.
Tal vez te tenga
delante de mis ojos.
Pero una gran muralla,
nos separa.

Míranos:
parecemos
dos íntimos extraños.
Dos desconocidos,
de lo ya conocido.

Y tú sigues ahí,
de pie concentrado.
Y yo te observo,
y espero,
a que hagas algo.


20 febrero 2013

No te alejes de mí .

No dejes a tu corazón,
despegar de mi vida.
No lo dejes.
No lo permitiré.

Siento cómo el Universo,
se estrella en millones de piezas,
y el amor explota,
llegando a mi mundo.

Ahora coge mi mano
y camina conmigo.
Llévame donde tú quieras,
pero siempre contigo.

Vamos a perdernos
en la melancólica soledad.
No lloraremos.
Estaremos juntos,
más allá de la eternidad.

Vientos sin destino,
tampoco sin procedencia,
que en huracanes se convierten,
y se llevan mi presencia.

Mis manos con las tuyas,
unidas infinitamente.
Contigo lo demás sobra.
Siempre tenlo presente.

Tus ojos buscan los míos,
caricias que acompañan,
las congeladas madrugadas.
Nanas que me duermen,
melodías que florecen,
cada mañana.

No te vayas.
Quédate.
No dejes que esto acabe.
Vamos, bésame.

No dejes que caiga,
en el oscuro abismo.
Mi vida está perdida,
nada sin ti es lo mismo.

Tus besos, tus sonrisas
Las notas de esa canción...
La canción que toca tu vida.


Tiempo .


A cada sitio que voy,
es cada lugar que temo.
Susurros perdidos,
que desde muy lejos oigo.

Ahora no pienses.
Corazones que palpitan
dándole fuego a la vida,
como luces encendidas.

El tiempo pasa,
pero nunca muere.
El tiempo se pasea
cada segundo,
en manecillas de relojes,
y vive para siempre...
Pero no envejece.

El silencio mata
oponiéndose a todo.
Perdura y se destruye.
Muere y luego nace.

Camino a todos lados,
perdiéndome en mi lamento,
suspirando en cada paso,
echándote de menos.

La vida se propaga,
en lo más profundo,
de tus ojos negros.
Y buscándote continúo,
sigo echándote de menos.

A cada sitio que voy,
es cada lugar que temo.
Llévame contigo,
quiero respirar tus besos.


04 febrero 2013

Ángel solitario .

      Hace mucho tiempo, un chico llamado Ángelo nació. Era precioso, bueno, encantador, pero sus padres lo abandonaron en medio de la Nada. Él sobrevivió solo, aprendió de sus propios errores y se quedó siempre donde estaba: en la más triste Nada. Vivió en un profundo dolor, llorando solo, durmiendo en una pesadilla sin final de la cual nunca despertaría.
      Nunca conoció personas, ni estuvo enamorado. Su corazón se quedaría vacío hasta que se rompiera o él muriera.
      Un día, dos grandes y blancas alas aparecieron de su espalda. Sus plumas parecían suaves perlas, y a todos lados el voló. Adueñándose del cielo. Haciéndolo su imperio.
       Cuando él tenía dieciocho años, decidió descubrir qué había detrás de las nubes. Volando y vagando en la estela oscura estrellada, él conoció una ángel llamada Brielle. Ella era el ser más bonito que él había visto. Cupido lanzó una flecha al corazón de Ángelo. Al corazón de Brielle... Ambos conocieron y probaron un gran sentimiento que nunca habían tenido.

       Una mañana, ellos estaban cogiendo flores del cielo glorioso de Dios, tranquilamente, solos y juntos. Y de repente, un demonio vino y rompió el dulce momento y el corazón del ángel. Él mató a Brielle y dejó a Ángelo solo de nuevo. Él lloraba y lloraba sin parar con su amada muerta en sus brazos.
      Enterró a su amor al lado de su casa, y todo el tiempo estaba hablando con ella, sentado junto a la tumba de su querida ángel.
        Y una noche, Ángelo fue al infierno. Encontró al demonio que mató a su dulce Brielle. Ellos pelearon y Ángelo lo venció. Pero de todas maneras tendría que vivir sin su sueño: Brielle.
      Cada día era incluso más duro para él. No podía vivir sin ella y se hundió en la soledad. Tomó su espada y cortó sus alas. Sangró muchísimo y poco a poco, él murió.
         Pobre Ángelo... Había nacido y muerto solo.
                                                                                   Pero Brielle lo espera en el cielo...


30 enero 2013

Nacer de nuevo .

El sol me ha acogido,
después de tanto tiempo.
Me ha hecho sentir de nuevo,
vivir como en mi infancia,
volar como un ángel
siguiendo su sueño.
Soñar con un mundo de luz,
como si siguiera mariposas
en un inmenso paraíso...

Hoy he sentido vida pura.
Mi ciego corazón
de una vez por todas,
ha visto el cielo azul,
los destellos brillantes del sol,
he batido los brazos con alegría,
con ímpetu y libertad...
¡Mi alma se ha liberado
de una prisión oscura!

El aire fresco,
ha despertado todo en mí.
Renaciendo mi nuevo ser,
llevándome a la vida otra vez.

Y sonrío... 
Sí, sonrío de verdad.
Mis ojos han recuperado su color,
y mis labios esbozan vivas sonrisas.

Y tú, mi fiel musa,
sigues dándome razones
para escribirte más y más.


27 enero 2013

Inspiración .


Despierto una vez;
dos veces;
una vez más...

Me levanto en un instante;
dos instantes;
un solo instante más...

Vivo en las vivas letras,
en tus deleitosos labios,
en los libros sin final...

Me escondo en bosques perdidos,
tras las alas de hadas,
o me hundo en tu amor, sin más.

Sueño con los ojos abiertos,
clavados en cielos azules,
mirando muy alto.
Al más allá.

Me pierdo en un mar de poemas,
en tu dulce risa.
Llego a sitios inmensos,
que ni la luz puede alcanzar.

Me sumo completamente,
cuerpo y alma,
en poesía...

Con esa sensación,
de que no quiero sentir otra cosa,
de que no hay nada mejor que ella.
Que la poesía.

Duermo en caligramas,
arropada por varias
cálidas palabras
dibujadas en tu sonrisa.

De nuevo sueño...
Pero con ojos cerrados,
disfrutando el momento.

Vuelo sobre tierras verdes,
mundo de mis fantasías.
De repente tú me sigues,
sonrío porque hacia ti me guías.

Respiro con el corazón,
y vivo por mis ojos,
porque vida es lo que veo.

Caigo de la celeste faz,
hasta relajar mi cuerpo,
en un precioso río.

Sus pequeñas olas
lejos me conducen.
Bien a su libertad.
O bien a su final.

Otra vez despierto...
Nazco.
Muero.
Resucito.
Pienso...


22 enero 2013

Lluvia .


Lluvia

En una apacible melodía,
repiquetean suaves las gotas,
navegando cristal por cristal.

La noche fría y oscura
trae cálidamente
otra lluvia sin más.

Las calles se bañan
este anochecer
con agua bendita de ángeles.

La soledad se pasea
por sus aceras mojadas,
sigilosamente.

El silencio manda
como un rey,
llevando su corona
de agua brillante congelada.

La oscuridad defiende
a su más querida
y amada noche.

Luna solitaria,
nunca llores.
Porque si tal
 es lo que haces,
no dejará de lloviznar.

Pero todo esto
paulatinamente acaba.
Luna conoce a la noche
y deja de lloriquear.

La soledad, el silencio,
el frío, la oscuridad,
Luna unida a la noche
con unas gotas de cristal,
abandonados por la lluvia,
para siempre quedan.



Amor eterno .

Aunque los vientos nos separen
y la distancia entre nosotros
resulte ser demasiado dura,
te seguiré locamente amando.
Mas nadie me podrá persuadir,
de mi amor completo hacia ti.



Mi pesadilla .


Mi pesadilla

Tu cuerpo ensangrentado,
en mi bañera ahogado yace.
Vienes cuando quieres,
pero nunca te vas para siempre.

De nuevo cruje esa maldita bañera,
estremeciéndome ante ella,
llorando tiemblo...
Ahora crujen mis huesos.

Sonidos del más allá,
que me vuelven loca.
El miedo se apodera más de mí,
y caigo otra vez mareada.

¿Por que osáis interrumpirme,
con vuestro luctuoso silencio,
sólo por mí oído,
y con vuestros oscuros cuerpos,
que me llevan a la demencia?

¿Qué queréis?
¿Pretendeis quizá,
asustarme?

Como aquel siniestro intruso,
que solía visitarme por las noches,
antes de conceder mis sueños.
La mirada de aquel penitente blanco,
que dormir me impedía.

Mi alrededor da vueltas,
mostrándome seres fúnebres,
llevándome a la eterna locura,
con sus ruidos más lúgubres.

La bañera vuelve a crujir,
y lentamente,
 en el suelo me derrumbo.
Donde sé sin duda alguna,
que no despertaré...