Cómo duele
El viento congela mis huesos.
Esta noche camino sola.
Aún no pude librarme de las
cadenas;
pero voy en tu busca, sola.
Y sólo pienso, y el deseo sube,
aumenta y llega a mí mente...
Duele mucho tener ya a alguien;
duele mucho no ser tuya.
Duele mucho cuando las lágrimas
caen,
cuando el tiempo se para,
y mis pies no pueden seguirte.
Cuando mis suspiros te rodean al
dormirte.
Cómo duele respirar cuando no
estás,
porque entonces no comprendo por
qué respiro.
¡Cómo duele el amargo silencio!
Cuando estamos cara a cara,
y los labios sellados para
siempre quedan.
Tantas veces me cuestiono lo
mismo...
“¿Qué no hago yo contigo?”
Pero la vida es cruel.
Y el amor, querido, sobre todo el
amor...
Si el destino no quiere que
juntos estemos,
entonces aguardaré con pasión.
Aguardaré a que la lluvia pare;
a que el sol venga;
a que el viento calle y nos
susurre:
“¿a qué esperáis para
amaros?”
Entonces, yo querido, te daría
todo.
Mi amor y mi deseo...
Pero despierto. ¡Sí, despierto!
Y entonces no es nada igual.
Me hiere tanto no poder quererte,
sólo poder amarte en silencio...
Me mata el saber que tus labios
jamás serán probados por mí.
Y el dolor permanecerá justo a
mi lado,
no me abandonará jamás,
como yo no dejaré de amarte.
Pero cómo duele... Sí, qué mal
se siente
el no ser para ti, el no poder
abrazarte.
El no poder regalarte las
estrellas
y no amarnos mirando el oscuro
cielo.
Me desgarra por dentro,
y sólo tu mirada esto cura.
Pero por ahora duerme.
Yo lucharé por ti en cada
instante.
Sé que no es un cuento de hadas;
pero sí una cárcel.
Entonces yo pediré nuestro amor
eterno.
Y lo conseguiré porque te
quiero.
Y no habrá cosa alguna existente
que nos separe y nos quite el
amor.
Yo venderé mi lugar en el cielo,
y te esperaré hasta el fin de
mis tiempos.
Mientras tanto te amaré...
Oh, sí, ¡cuánto te amaré!
Cuánto duele verte cada día,
querido,
y no tener valor para decirte que
soy tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario