Dolor
Hoy el azul se me apaga.
El sol abrasador quema,
pero para mí no más brilla.
La Muerte se pasea alegre,
sedienta de las almas, triunfante.
Y aún los ángeles me sostienen,
ponen su confianza en mi cuerpo;
aunque pocos hilos me aguantan ya.
El miedo se abraza a mí,
y yo, tan penosamente,
me aferro con fuerzas a una
salvación suicida.
Hoy, por muy exhausta que esté,
le pido a Dios que toque mi cabeza,
y que sus manos, la llenen de
sabiduría.
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